La respuesta nunca escrita: el otro lado de los poemas

La respuesta nunca escrita: el otro lado de los poemas

La poesía tiene una manera única de captar los sentimientos más profundos y universales. Pero, ¿qué ocurre con esas historias que parecen estar incompletas? 

En esta entrada me quiero centrar en uno de los poetas más representativos del Romanticismo español: Gustavo Adolfo Bécquer. Es casi imposible no recordar esos versos llenos de melancolía y delicadeza que tantas veces nos han hablado del amor, del desengaño y de los misterios del alma. Entre los cuales, en ocasiones, evoca a una muchacha amada, plasmando en pocas líneas un instante cargado de emoción. Pero, ¿qué sabemos realmente de ella? La mujer de sus versos aparece como un reflejo de sentimientos que nunca se explican del todo, una presencia silente que parece existir solo en función de la mirada del poeta. Hoy quiero imaginarla de otra manera: como alguien con su propia voz, sus propios pensamientos y emociones. ¿Qué habría respondido ella en aquel momento? 


A través de esta interpretación, no solo exploraremos la otra cara del poema, sino que reflexionaremos sobre la importancia de escuchar todas las voces en una historia, incluso aquellas que nunca fueron escritas. 

En esta entrada, analizaré cuáles podrían ser algunas respuestas hipotéticas de alguno de sus poemas más conocidos, intentando reconstruir las historias no contadas detrás de esas emociones que tanto nos conmueven. Así, daremos un nuevo sentido a la poesía, viendo no solo lo que el autor quiso transmitir, sino también lo que podría estar oculto entre líneas.


Poema original 1:


- Rima XXX -


Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?


En este poema, Bécquer refleja la tristeza y el arrepentimiento que surgen cuando el orgullo impide expresar sentimientos sinceros. La lágrima en los ojos de ella simboliza el dolor, mientras que la frase de perdón en los labios del poeta representa el deseo de reconciliación. Sin embargo, el orgullo de ambos les impide actuar: ella se seca las lágrimas y él no pronuncia las palabras de perdón. Al final, el poema transmite la idea de que, a pesar de la distancia entre los dos, ambos cargan con la misma pregunta de arrepentimiento: ella por no haber llorado y él por no haber hablado.

Pero, veamos cuáles podrían ser algunas de las hipotéticas respuestas que responderían a su poema…



Respuesta imaginada:

En esta hipótesis tendré en cuenta la subjetividad del amor y de la interpretación: El narrador ve amor y esperanza en la lágrima y la sonrisa de una muchacha, pero ¿y si él estaba equivocado? ¿Cuántas veces interpretamos las emociones de los demás desde nuestras propias expectativas...?


Creíste ver amor en mi mirada,
un susurro callado, un perdón detenido;
pero mi lágrima no llevaba tu nombre,
era un eco de algo que nunca has sentido.

Soñaste un romance en mi silencio,
dibujaste promesas en mi respirar;
pero no eran para ti mis desvelos,
ni mi sonrisa un puente que cruzar.

Tus ojos crearon un mundo de ensueño,
una fábula escrita sin mi querer;
yo estaba tan lejos de aquel momento,
que no entendí lo que quisiste ver.

No fue orgullo lo que ahogó mi llanto,
ni palabras tuyas las que callé;
fue tu deseo el que armó el relato
que en mi corazón jamás hallé.

Así seguimos, tú con tu historia,
yo con un paso que nunca volvió;
tú buscando respuestas que nunca di,
yo dejando atrás lo que no existió.


A menudo, nuestras emociones y percepciones están teñidas por nuestros propios deseos y expectativas. En este caso, Gustavo Adolfo Bécquer se habría creado una historia irreal, proyectando sobre la mujer sentimientos que tal vez no existían. La lágrima y la sonrisa, interpretadas como signos de amor y arrepentimiento, son en realidad manifestaciones de un momento ajeno a las expectativas del otro. La reflexión central del texto es que las emociones humanas son subjetivas y pueden ser mal interpretadas, especialmente cuando proyectamos nuestros propios anhelos sobre los demás. A veces, la distancia entre lo que sentimos y lo que creemos que los otros sienten es más grande de lo que imaginamos, y es crucial reconocer que no siempre podemos interpretar los sentimientos ajenos con precisión.



Poema original 2:


- XXXIII -


Es cuestión de palabras, y, no obstante,
ni tú ni yo jamás,
después de lo pasado, convendremos
en quién la culpa está.

¡Lástima que el amor un diccionario
no tenga donde hallar
cuándo el orgullo es simplemente orgullo
y cuándo es dignidad!


En este poema, Bécquer reflexiona sobre la complejidad de las emociones humanas, especialmente en el amor, donde las palabras y los términos pueden ser ambiguos. Habla de cómo, después de una ruptura o conflicto, nunca habrá un consenso sobre quién tiene la culpa, ya que las percepciones y las interpretaciones de los sentimientos son subjetivas. Bécquer lamenta que no exista un "diccionario" que aclare cuándo el orgullo es una defensa válida y cuándo es simplemente un obstáculo, subrayando la confusión inherente a las emociones humanas y las relaciones.


Respuesta imaginada:

En esta hipótesis he tenido en cuenta la versión no contada: La mujer de este poema es un misterio. ¿Qué sabemos realmente de ella? Imaginando su perspectiva, podemos entender que en cada relación hay dos versiones de la historia, a menudo llenas de matices.


Es curiosa, cuánto menos, vuestra oda

Desolado parecéis

Mas no es amor si lo que duele es orgullo;

Acaso no lo veis?


Solo os pido que, si de verdad me amáis, 

A vuestra arrogancia renunciéis

Y si no os veis capaces, de Bastida;

Ni siquiera me miréis.


En este fragmento, la mujer lanzaría un mensaje claro al poeta, invitándolo a reflexionar sobre sus propios sentimientos y acciones. Ella plantea que lo que él considera sufrimiento por amor podría ser, en realidad, una manifestación de orgullo herido, no de un amor verdadero. Le pide que renuncie a su arrogancia, a esa actitud de superioridad que interfiere en la sinceridad de sus sentimientos, y si no es capaz de hacerlo, le pide que se aleje por completo. La mujer está buscando honestidad y vulnerabilidad, sugiriendo que el amor genuino no puede nacer ni prosperar en un terreno de orgullo o de pretensiones. Su petición es, en última instancia, un llamado a la autocomprensión: si el hombre no puede despojarse de su orgullo y ser sincero con sus propios sentimientos, no tiene lugar en su vida.



Conclusión final:


La poesía, como el amor, rara vez ofrece respuestas definitivas ni absolutas. Nos permite asomarnos a un instante, pero nunca nos da la historia completa.

Al imaginar las respuestas a estos poemas, no solo damos voz a un personaje que ha permanecido en silencio, sino que también reflexionamos sobre nuestras propias emociones y percepciones. Nos damos cuenta que, en la poesía, al igual que en la historia, muchas veces no nos cuestionamos lo que nos cuentan y, al ser la única versión que conocemos, la dotamos inmediatamente de verdad absoluta. Mas, habría que dar siempre la oportunidad de escuchar todas las versiones, pues como humanos, podemos hablar de lo que nosotros pensamos, conocemos o creemos, pero jamás de lo que piensa, cree o siente otra persona o grupo; al menos nunca al 100%.

Con esta propuesta, podemos invitar a los niños o a cualquier persona a indagar y explorar tanto en las palabras de Bécquer, como en los renglones en blanco que dan pie a despertar nuestra imaginación.


La poesía no tiene como objetivo final contar una historia con todo tipo de detalle, habla de emociones y situaciones que se pueden trasladar a cualquier persona y en cualquier época y, aunque en la vida del autor estas emociones y sentimientos tengan un contexto y unas respuestas concretas, para muchos otros, esas cuestiones son justo las variables que hacen su historia única. De ahí, la libertad de explorar y de poder indagar en nuestros propios sentimientos y experiencias para terminar de completar y contar su historia, que en muchos casos, en realidad, habla de la nuestra. 


Tal vez nunca sepamos cuál hubiera sido la respuesta de esta mujer, pero en ese misterio reside su magia.



Álex González Pose

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